viernes, 25 de enero de 2013

Sueños




Soñé que algunos amigos me soportaban porque tenía bonito culo. Y me lo decían así, mientras yo rebuscaba la basura en un descampado que hedía a cosas oscuras y del pasado. Me sentía como uno de esos maniquís que hay en las vitrinas de algunos pueblos donde la moda no cambia; y, entonces se llenan de polvo como si se tratará de un tipo de canicie de la ciudad o de los que allí habitan. 
Soñé que me sentía pesado y avanzaba por ese destierro como un golem. Sentí que me había revolcado en un talco de piedras pulverizadas. Como si se me hubiera pegado una coraza dura de las cenizas de un rito purificador. Un rito donde unas rodillas endurecidas como piedras tras haber caído y alzado en ese gesto humilde pero heráldico, unos puños resquebrajados y una espalda naufragada se disociaban hasta la atomización en un polvo blanco sangrante. Y caminaba hacia el horizonte mientras caía a pedazos ese envejecimiento y ya no hacía caso mientras me llevaba hacía ese crepúsculo que iba apagando las voces y los fuegos de los escombros.



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